El descubrimiento de estas veintitrés cartas enviadas a una dama cuya existencia ignorábamos conforma una deliciosa novela epistolar. El doctor Charles D. Williams, dentista estadounidense, trasladó su próspera consulta al piso de arriba. Proust y Marie Williams, la esposa del doctor, una mujer culta y sensible de temperamento artístico, pronto se convertirían en asiduos corresponsales.