Harold Chasen, diecinueve años, está obsesionado con la muerte. Simula suicidios para sorprender a su egocéntrica madre, conduce un coche fúnebre y asiste a los funerales de extraños. Maude Chardin, setenta y nueve, adora la vida. Libera árboles de las aceras y los trasplanta al bosque, pinta sonrisas en los rostros de las estatuas de la iglesia y "toma prestados" automóviles para recordarles a sus dueños que la vida es fugaz. Un encuentro casual entre los dos se convierte en una locura, un romance vertiginoso, gracias al cual Harold se se da cuenta de que vale la pena vivir. La novela se publicó con la película original pero ha estado agotada durante más de treinta años. Es un complemento valioso que aporta elementos nuevos y responde a muchas de las preguntas no resueltas de la película.