El dolor crónico es una epidemia. Millones de personas luchan contra los males de espalda, los dolores de cabeza o algún otro dolor que se resiste a cualquier tipo de tratamiento, y a la mayoría se les repite que no existe cura para sus dolencias. El psicoterapeuta Alan Gordon padecía uno de esos dolores crónicos. Acudió a numerosos médicos y recibió diferentes diagnósticos, pero ninguno de los tratamientos le ayudó. Frustrado por los abordajes convencionales, desarrolló la terapia de reprocesamiento del dolor (TRD), un protocolo mente-cuerpo que no solo le permitió eliminar su propio dolor crónico, sino que ha transformado la vida de miles de sus pacientes. El abordaje neurocientífico de la TRD muestra que, en la mayoría de los casos, el dolor crónico se genera debido al mal funcionamiento de los circuitos cerebrales relacionados con el dolor. La TRD logra reconfigurar el cerebro para romper el ciclo del dolor crónico.