En un viejo palacio veneciano, que sirve de escenario romántico a la historia, tres caracteres se enfrentan por el legado de Aspern, famoso poeta: un editor apasionado en busca de los «papeles» de su autor favorito, una astuta mujer centenaria que fue amante del poeta y guarda celosamente esos «papeles», y la estúpida e ingenua sobrina, que se convierte en el eje de la lucha sorda y tensa entre el editor y la anciana. Toda la narración está envuelta en misterio, casi en un suspense que deja al lector asombrado y que confirma la teoría del autor de que «toda historia, para ser buena, debería ser a la vez un retrato y una idea».