La depresión es una enfermedad, no un estigma ni menos aún una condena. Se puede y debe luchar contra ella aceptándola, aceptándose y aceptando la necesidad de ayuda. La voluntad, cuando es firme y real, no se rinde y porfía hasta encontrar un asidero. Estos versos quieren contribuir a desestigmatizar la enfermedad mental, compartiendo el camino del autor desde la desolación y la destrucción personal de una depresión severa recurrente a perdonarse y juntar los cristales rotos de quién eres y quién eras navegando río arriba la esperanza de volver a ser. Ojalá cualquier lector que enfrente una depresión encuentre la ayuda adecuada y su propio camino para doblegarla y recuperar las ilusiones perdidas.