Fanny Hill es, sin lugar a dudas, la madre de todas las novelas eróticas. Publicada en dos entregas en 1758 y 1749 en el Reino Unido, fue inmediatamente censurada y prohibida, y su autor y editor dieron con sus huesos en la cárcel. Razón: la publicación de una obra de ficción que describía la vida de una mujer licenciosa y su sexualidad en detalle y de forma intencionadamente obscena.La prosa de Fanny Hill es divertida, ocurrente y hasta elevada en ocasiones;tiene la calidad de la pornografía consciente de serlo, como si fuese una parodia de la famosa Moll Flanders a la que tanto emula.Al leer sus abundantes escenas de sexo con escenarios siempre nuevos, personajes distintos y prácticas no siempre gratificantes para una Fanny que se busca a sí misma en el corazón del libertinaje, reconocemos la enorme influencia de esta novela no solo en obras posteriores de género erótico, sino en la práctica totalidad de la pornografía escrita y audiovisual que hoy conocemos.