Pocas obras fueron tan famosas en la Antigüedad como la colección de fábulas del legendario Esopo, que vivió en Grecia en el siglo VI a. de C. Con raíces en la tradición oriental, estas breves narraciones sirvieron durante mucho tiempo como repertorio didáctico y fuente de entretenimiento en todos los países y culturas. Sencillas y familiares, muy amenas por la presencia de animales que personifican conductas y ejemplifican vicios y virtudes (la astucia, la maldad, la previsión), siguen leyéndose todavía hoy con gusto y pueden aplicarse perfectamente a comportamientos y situaciones actuales.