En un mundo hipersexualizado y en el que el cuerpo de la mujer opera como fetiche sexual y como artefacto bipolar, entre la representación de la belleza y el centro de la pornografía, la fotografía como lenguaje artístico abunda en el uso de la imagen y especialmente del retrato más allá del sexo, con formas que hasta ahora habrían sido inaceptables en las estructuras artísticas. Sin embargo lo que ayer era tabú hoy se muestra sin problemas en exposiciones y publicaciones de arte, y circula por internet libremente.