Perdonen, pero no sé definir bien este libro. Es una mezcla de ensayo, diario, ficción, autoficción y quizá algo más. Trata básicamente, y en clave de humor û¡de qué otro modoû, de casi todos los males que afectan a los viejos ûancianos, yayos, mayores, fósiles, golden yearsàû, o sea, a mí mismo. Hay rabia, pesimismo, ironía, cierto cinismo y mucho cabreo. Porque envejecer, según yo lo veo y lo sufro, es mucho peor que morirse, sobre todo porque el trance dura mucho más, el brete en el que la vida parece regodearse haciéndote toda suerte de putadas: enfermedades, soledad y, sobre todo, la sensación de haberte convertido en el tipo que nunca quisiste ser. Lo peor de la vejez es, quizá, no sentirse viejo. El deseo sexual subsiste, pero las oportunidades escasean y las citas son inexistentes. Sí, este libro también habla de eso, de la miseria del sexo en la «tercera edad». Del deseo de tener todo lo que ya no tendrás nunca. Del vacío. De la necesidad de los otros (la compañía)à y a la vez del alejamiento de los otros. De todo de lo que no queremos hablar y, sin embargo, está ahí. De la verdad y de las mentira