Un niño se encuentra ante una página en blanco. Vacía, completamente vacía. Querría hacer algo para cambiarlo, pero piensa que no sabe dibujar y no se atreve a intentarlo. Animado por un resuelto Pincel, aprende a dejar volar su imaginación y empieza a divertirse pintando todo lo que se le ocurre. No hay errores, no hay fallos, solo ganas de pasarlo bien en ¡un mundo de infinitas posibilidades!