¿Qué estarías dispuesta a hacer por conquistar al amor de tu vida Desde que cumplí doce años, mi vida ha sido el sueño de muchas niñas: salir de un barrio obrero y lograr la fama, con una cara bonita como único patrimonio. En mi caso, fui tan ingenua que no quise ver el lado negativo. Solo tenía un objetivo en mente: convertirme en una modelo de fama mundial. Mi rutina se resumía en posar para sesiones interminables, desfilar y, pese al cansancio, acudir a fiestas en las que permitía que desconocidos me halagasen. Y yo, creyéndome la reina, no daba importancia a ciertos comportamientos: si me tocaban más de la cuenta o me invitaban a cenas privadas, no veía el peligro. He disfrutado sin pensar en nada más que en el momento. Pero nada es gratis. He aprendido la lección demasiado tarde. Y de todos los errores que he cometido, por inconsciente e ingenua, del que más me arrepiento es de haber hecho daño a la única persona que se fijó en mí sin importarle mi fama, mi dinero o mi melena rubia.