Estamos ante una canción río, una canción sin fin que, sin embargo, no se enreda en un bucle perpetuo. Rimas a la vida concebida como un infinito poliedro, en sustancias y fotones;en materia y sugerencias;explotando sus sombras para ponernos ?con mucho mejor humor? delante del Mito de la Caverna y hacer aflorar nuestra sonrisa, nuestros recuerdos, nuestros deseos? y más de un suspiro. Kabo en Kaños de Meca, más que una colección de metáforas, es una metáfora en sí, una alegoría en espiral ?... para que tú la bailes/para cantarla al viento?. Un espejo en el que encontrarnos, en el que reconocernos tal y como somos y tal y como fuimos. Como toda creación que se gana tal categoría, no es obra cerrada, sino que termina ?o empieza? en cada uno de nosotros. Para muchos evocará el recuerdo de lo que quisimos ser. Pedro Antonio Navarro