Un gran número de jóvenes filósofos le debe hoy a la lectura de Deleuze su entusiasta descubrimiento del pensamiento de Spinoza, Nietzsche o Bergson. Es paradójico, dado que Deleuze criticó despiadadamente a la historia de la filosofía. En sus monografías, practica una historia creativa y la concibe como un arte del retrato, una forma de collage o teatro, en donde no se trata de esbozar un cuadro fiel a la manera de un copista, sino de producir la semejanza experimentando la potencia en cato de los conceptos. El objeto del presente libro es este arte del retrato conceptual en el que Deleuze se ve reflejado en el espejo de los autores convocados: Spinoza, Leibniz, Hume, Kant, Hegel, Nietzsche, Bergson y Foucault.