Llega al fin la continuación de Storytelling. La vida política y social ya no está salpicada por la intriga, sino por la imprevisibilidad, la irrupción, la sorpresa Pasamos de la historia al choque, del suspense al pánico, de la secuencia a una sucesión atemporal de enfrentamientos. Ya no reina la manipulación y el formateo de las mentes, como cuando el storytelling dominaba el discurso mediático y político. En el bullicio de las redes y la brutalización de los intercambios comunicativos, la historia ya no es la clave para destacar. La conquista de la atención ahora pasa por la confrontación, la ruptura y la destrucción de las «verdades».