A buen juez mejor testigo, de José Zorrilla, empieza en las afueras de Toledo. Ante un Cristo enclavado en un madero, la bella Inés de Vargas hace jurar a Diego Martínez, que a su vuelta de Flandes, la desposará. Pasan tres años y Diego no vuelve. Regresan varios hombres de Flandes, y entre ellos Inés cree avistar a Diego, que no la reconoce. Resulta que Diego ha sido hecho capitán por el rey, los humos se le han subido a la cabeza, y niega haberle prometido matrimonio.