El hecho de que la defensa de la unidad de España se plantee ante el acoso que a la misma puede provenir de agresiones de carácter nacionalista, obliga a hacer una ulterior delimitación absolutamente necesaria, si se quiere situar bien el problema y, en consecuencia, tratar de hallar las vías acertadas de su solución. Se hace, en efecto, necesario distinguir y separar el tema del Nacionalismo en sí, del tema de la violencia y, en particular, del tema de la violencia terrorista. O, si se quiere, concretando mejor el problema, no debe confundirse el problema que a la unidad de España puede plantear el Nacionalismo, con el planteado a España por el terrorismo. De no hacerlo así, se caería en el error doctrinal e histórico de hacer del Nacionalismo, por su propia naturaleza, un fenómeno político-social inseparablemente unido al terrorismo. Sin que haya de excluirse la hipótesis de que esa identificación artificialmente creada, pueda ser históricamente el resultado de una intencionalidad política cuyas motivaciones y raíces no se deben ignorar".