Hay que reconocer que, de entrada, el esfuerzo no es nada seductor. Si podemos conseguir nuestros objetivos sin esforzarnos, tendemos a hacerlo. Aun así, el esfuerzo es necesario;continua siendo imprescindible. Muchas veces, antes de hacer un esfuerzo pedimos ayuda a los demás, y esto nos convierte en inmaduros dependientes, carentes de autonomía. El esfuerzo es siempre una tensión, un desgaste, un trabajo físico o psíquico que nos agota, pero que deja su poso en el alma.Francesc Torralba Roselló (Barcelona, 1967) es doctor en filosofía por la Universidad de Barcelona y doctor en teología por la Facultad de Teología de Cataluña. Ha publicado una cuarentena de libros, la mayoría relacionados con el ámbito de la filosofía, la ética y su aplicación en la vida diaria y personal. Su último gran éxito ha sido El arte de saber escuchar (Editorial Milenio, 2008), del que se han vendido más de 15.000 ejemplares, tanto en castellano com en catalán, y ha sido traducido al alemán, italiano y francés.Francesc Torralba Roselló (Barcelona, 1967) es doctor en filosofía por la Universidad de Barcelona y doctor en teología por la Facultad de Teología de Cataluña. Ha publicado una cuarentena de libros, la mayoría relacionados con el ámbito de la filosofía, la ética y su aplicación en la vida diaria y personal. Su último gran éxito ha sido El arte de saber escuchar (Editorial Milenio, 2008), del que se han vendido más de 15.000 ejemplares, tanto en castellano com en catalán, y ha sido traducido al alemán, italiano y francés.