Este libro es una excelente obra de divulgación musical, realizada con el espíritu meticuloso del aprendiz que, al poco de incorporarse al taller, ya dispone de una caja para cada tipo de tornillo, guarda las instrucciones de uso de cada máquina, y alinea llaves y martillos para que el maestro no tenga que perder su precioso tiempo rovolviendo entre montones. Picazo, partiendo desde la base, consigue introducirnos en el mundo del lenguaje de la música por un camino perfectamente transitable, lleno de señales luminosas, avisos, trucos y consejos prácticos. Paso a paso, nos lleva con soltura hasta las zonas más enmarañadas del entramado armónico, organizando una información de gran utilidad, tanto para quien sólo pretende enriquecer su cultura general como para los ya formados y curtidos en mil batallas, o aquellos dedicados a la enseñanza musical de los más pequeños. Aún más provechoso será el trayecto si, recorriéndolo junto al autor, compartimos su pasión por la sencilla matemática de tonos y semitonos que siempre subyace bajo cualquier superfície y, sobre todo, si asumimos con naturalidad su novedosa propuesta gráfica para representar intervalos. Este original código consigue trasladar al papel con eficacia los gesto de Kodaly y se encarga de proporcionar imágenes sencillas, visuales y fáciles de transmitir para conceptos musicales complejos. Un sistema coherente de signos, casi algebraico, que constituye una especie de taquigrafía musical, una potente ayuda para la memoria y, sobre todo, para la comunicación entre los músicos, incluso entre los que pertenecen a diferentes culturas. El hecho de que el procedimiento de análisis utilizado permita una nueva manera de escribir música, breve y sencilla pero completa, no es el objetivo del libro. Es sólo una más de las múltiples posibilidades abiertas a partir de la mirada que el autor dirige, de forma tan apasionada como original, al mundo del lenguaje musical.
