Una liebre vivaracha se encontró en el bosque un alce negro que andaba perdido y desconocía su propia identidad. La liebre decidió ayudarle a encontrar su hogar de forma que fue preguntando a cuantos animales se encontraron por el camino. Sin embargo, los habitantes del bosque jamás habían visto un alce tan negro como aquel: su cuerpo era negro, sus cuernos eran negros y hasta sus dientes eran negros como el tizón. ¿De dónde había salido? Nadie lo sabe. Es un misterio que el lector perspicaz tendrá que desentrañar en el sorprendente e inesperado final que cierra esta historia.