Mediante una escritura transversal, Daniel Figuero ha creado un discurso propio acerca de una industria que conoce como a sí mismo. Su relato consigue trasladarnos desde el recuerdo íntimo de nuestro primer perfume hasta los paisajes lejanos donde se cultivan las materias primas de la perfumería. Aborda asuntos como la construcción de género en el perfume o la evolución del gusto.