DIEGO DE PANTOJA: UN PUENTE CON LA CHINA DE LOS MING (POD)

ISBN: 9788494792687
Colección .
Autor: Soto Artuñedo, Wenceslao
Editorial: IBD PODIPRINT
Publicado: 2.018
Clase: LIBROS

Idioma: SPA
Encuadernación: RUSTICA
Páginas: 200
Plazo de entrega: 5 Días
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    San Francisco Javier murió con la frustración de no haber conseguido su anhelada entrada en China;la enfermedad se lo impidió cuando estaba en la isla de Shangchun frente a las costas de China, tierra a la que seguramente dedicó su última mirada. En los años siguientes otros jesuitas consiguieron ingresar en ese impenetrable mundo, adoptando su lengua y cultura para intentar expresar en ellas la fe cristiana;y al mismo tiempo que llevaban a cabo su labor misionera, los jesuitas realizaron los primeros intercambios culturales, científicos y tecnológicos entre Occidente y China. El principal evangelizador que pisó China fue Mateo Ricci, pero con él iba otro jesuita cuya va- lía y trascendencia ha quedado ensombrecida por el gran maestro. Este misionero, el español Diego de Pantoja, nacido en Valdemoro (Madrid), no solo llegó a China sino que consiguió instalarse en Pekín y alcanzó el favor emperador, quien le autorizó la construcción de un cementerio en el que enterrar a Ricci. Diego de Pantoja murió en Macao hace hoy 450 años, conmemoración que ha motivado a un grupo de jesuitas a preparar este libro, con el que hacen una contribución insuperable para sacarlo de la sombra y poner de relieve una figura histórica prácticamente desconocida, que se convierte en una magnífica contribución para el entendimiento entre estas dos culturas. Del Prólogo de Federico Lombardi Todos los jesuitas deben sentirse orgullosos de este hermano suyo, pero particularmente los españoles. Si fue un navarro español, san Francisco Javier, quien abrió el camino de las misiones de Oriente y murió a las puertas de China, y si después de él otros jesuitas españoles han intentado en vano ingresar en el gran «Reino Medio», entonces herméticamente cerrado a los extranjeros, es otro español, Diego de Pantoja, uno de los primeros en alcanzar el destino tan deseado de Beijing, como compañero y colaborador del padre Matteo Ricci, al entrar en la corte del Emperador, estableciendo relaciones con los eruditas chinos y dando a la misión la estabilidad de asentamiento que hasta entonces no había conseguido.