«Leer los cuentos de Oché Cortés es una pura delicia. Unas veces resultan tiernos y otras lúcidos, a menudo saben a nostalgia. En algunos momentos rozan el surrealismo, hay ocasiones en las que provocan la carcajada e instantes en que te agarran las tripas. Y más vale andar prevenidos, porque en más de unos cuantos párrafos pueden incluso partirnos el corazón. A fin de cuentas, sin embargo, poco importa qué sensaciones concretas despierten: el caso es que siempre fluyen, siempre absorben y arrastran al lector sin darle un respiro. Son historias sin héroes ni proezas reseñables, pequeñas vidas de todos los días. Ahí radica su magia y su encanto.Por eso hay que leer a Oché Cortés».María Dueñas