El poeta argentino Antonio Tello ha escogido este espacio mítico [el bosque] para adentrarse en la laberíntica y compleja experiencia del Amor. Como los hombres y mujeres de la antigua Hélade, y arropado por sus sombras, se ha dejado caer sobre la piel de una oveja recién sacrificada a la espera de que la divinidad le conceda -por fin- el privilegio de vivirla con su sabiduría. Esto es, y no otra cosa, el libro O las estaciones, una visión oracular, una revelación pánica de la experiencia amorosa construida toda ella como una alegoría en la que el «árbol», el «aire», la «tierra» y el «fuego» protagonizan, junto a la ninfa y el fauno, un papel primordial de gran carga simbólica en ese abrazo interminable al que ambos se entregan con una incendiaria desesperación largamente inesperada.