Publicado por primera vez en 1927, este texto mítico de la literatura francesa narra, con una intensidad poco común, una doble historia y de amor y desamor: con el amado, un poeta famoso y elegante, al que «intuía» desde niña, y con Dios, que durante mucho tiempo desde esa misma infancia, parece haber sido para la autora algo asó como el «sustituto» (o el antecedente) del futuro amor carnal. Como ha escrito Patrick Kéchichian en Le Monde: «Ese juego del alma y del azar en el que la heroína compromete lo más auténtico de su ser con la audacia del amor está descrito en un estilo nervioso maravillosamente eficaz. La intuición psicológica ilumina la pasión del conocimiento y da al texto a la vez su pertinencia y su impertinencia».