En palabras del prologuista, Patricio Pron, este libro marca la "emergencia desestabilizadora de las voces de los hijos de los activistas políticos argentinos, desaparecidos o no". El libro causó un gran revuelo en Argentina, donde dividió irremediablemente a sus lectores entre los aliviados y los ofendidos por su tendencia a decir cosas que no acostumbraban a decirse y, aún peor, en un tono que no parecía el adecuado para hacerlo. Directo, sincero, juguetón, a veces incluso bromista, el diario de Mariana difícilmente podrá satisfacer a todos, pero sin duda cambiará el lenguaje con el que se habla de un episodio singularmente intratable, tanto para propios como para extraños, de la historia reciente.