En " Persona y democracia " (1958), uno de los textos más abiertamente sociopolíticos de cuantos escribió María Zambrano (1904-1991), se deja ver con claridad su compromiso cívico y su condición, siempre en búsqueda, de ciudadana: «la política, escribe, es la actividad más estrictamente humana». La Europa de la primera mitad del siglo XX, avasallada y al borde de la destrucción a causa de diversos períodos tan convulsos como fatídicos, debía erigir de nuevo, a juicio de Zambrano, una sociedad humanizada que construyera, a su vez, instituciones democráticas en las que sus protagonistas, las personas, pudieran desarrollarse plena y libremente. Para ella, la política debía ser parte inexcusable de la cultura y, a la vez, ingrediente fundamental de una actitud de «reforma, creación, revolución». Introducción de Rogelio Blanco.