Reivindicación del pensamiento de Kant (1724-1804), este libro lo rescata del tópico que lo etiqueta como un metafísico trasnochado cuya obra es compleja e inaccesible. Roberto R. Aramayo muestra en estas páginas que Kant se propuso más bien simplificar los problemas con que aún hoy continuamos confrontándonos y buscó sencillas fórmulas para orientar nuestras reglas de convivencia más elementales, porque ante todo quiso moralizar la política y defender los derechos humanos, apostando por el primado de lo práctico y el principio de autonomía en todos los ámbitos. No es casual que autores como Arendt o Cassirer hayan recurrido a la filosofía kantiana en tiempos sombríos, para luchar desde la historia de las ideas contra la banalización del mal y el totalitarismo, porque cualquier servidumbre voluntaria, como la que alienta el pésimo uso de las nuevas tecnologías, resulta incompatible con la divisa kantiana del pensar por cuenta propia.