Mientras el traicionero Imajin absorbe todo a su alrededor en el manto oscuro para regenerar su cuerpo inmortal, Arus y sus amigos descubren que Jagan y Draconarius, a los que creían que debían derrotar, no son del todo maléficos: incluso en ellos, sorprendentemente, fluye sangre sagrada... Pero deben darse prisa, ¡porque la llegada del caos invocado por Imajin está cada vez más cerca!