El 25 de junio de 1990, a las 12:00 horas, Jon Lizarralde, Susana Arregi y Germán Rubenach bajaron a darse un baño al río Irati, en el corazón de la Foz de Lumbier. Eran militantes de ETA, formaban parte del comando Nafarroa y llevaban una semana instalados en una tienda de campaña, recogiendo información para llevar a cabo un atentado contra un vehículo de la Guardia Civil. Al poco rato, pasaba por allí un Nissan Patrol con dos guardias civiles que, al verlos, se detuvo y del que se apeó el sargento José Luis Hervás, con intención de identificarlos. Los activistas dispararon y mataron al agente. Después, se dieron a la fuga. Durante las siguientes veinte horas, la Guardia Civil cerró los dos accesos del cañón y no se sabe a ciencia cierta qué fue lo que sucedió en su interior en ese tiempo. Las consecuencias fueron terribles: a las 20:45 horas del día 25 encontraron a Germán Rubenach con un disparo en la cabeza, que fue llevado al hospital y salvó la vida. Un día más tarde, el 26, a las 08:45 horas, fueron hallados los cuerpos sin vida de Jon Lizarralde y Susana Arregi. Susana tenía dos disparos en la cabeza, Jon uno y, además, agua del río en los pulmones. El Ministerio del Interior español dijo que se habían suicidado y cerró el caso. Pero en la calle no se le dio demasiada credibilidad a la versión oficial, ni la gente corriente, ni los políticos, ni tampoco muchas instituciones. El suceso generó un gran escándalo y numerosas protestas, incluso a nivel internacional. El caso de Lumbier se convirtió en un agujero negro en la historia contemporánea de Euskal Herria. Hasta hoy. Este libro es el resultado de una profunda pesquisa. El equipo de investigadores ha entrevistado a nuevos testigos, ha analizado el sumario, así como la hemeroteca de la época y ha llegado a conclusiones esclarecedoras, madurando un nuevo relato, preciso y verosímil. Es la crónica de esa investigación criminal, escrita en el estilo dinámico de un reportaje y que se lee como una novela.