En el pueblo de Charlton Wells, la señora Hovenden, una viuda empobrecida y endeudada, ofrece al honorable doctor Sandlilands, en compensación por tratarla gratuitamente, unas reliquias que guarda en el desván: un viejo vestido de novia, ropa de lino para sus hijas, unos cuantos libros antiguos y unos dieciséis cuadros a los que nunca ha prestado mucha atención. Cuando entre estos se sospecha que podría haber algún Boticelli e incluso un Leonardo, el doctor consulta con el distinguido sir Harry Maximer, el más prestigioso experto en maestros antiguos de Inglaterra, que se ofrece a examinar los cuadros y a tasarlos. Su dictamen es descorazonador: no tienen ningún valor. Sin embargo, una de las hijas del médico, la bibliotecaria del pueblo y un joven galerista de Londres creen tener motivos para pensar que sir Harry miente y está urdiendo una astuta estafa.