El Codex Vindobonensis Palatinus 3410, conservado en la Oesterreichische Nationalbibliothek de Viena, conocido como Crónica de Viena, constituye una de las fuentes principales para estudiar y reconstruir el viaje realizado por los archiduques de Austria, don Felipe y doña Juana, desde su ciudad de Bruselas hasta Toledo, dónde iban a ser jurados como príncipes de Asturias.Esta relación, de la que ignoramos su autor, si bien más corta que la escrita por Antonio de Lalaing, ofrece como contrapartida un sobresaliente detalle, que permite recrear con minuciosidad los numerosos pormenores que envolvieron los actos, homenajes y celebraciones vividos a lo largo del recorrido. Día a día, como si se tratase de una bitácora de viaje, el escritor va narrando los avatares del periplo;las fiestas, las celebraciones de las ciudades, el protocolo seguido en las entradas, así comolos torneos y fiestas con que los reyes y los nobles los agasajaron. Un dilatado itinerario que también nos permite comparar y poner en relación los modelos existentes en los Países Bajos, con aquellos de Francia y en Castilla.El texto, escrito como un diario abierto, era un mecanismo de propaganda de fácil divulgación, pues era usual su lectura ante un público cortesano. Aun cuando los comentarios del narrador no estén exentos de un cierto sesgo interesado, la relación contiene una sobresaliente singularidad y valor para la Historia del Arte, al tejer un completo relato que reconstruye de forma viva el espacio de la fiesta a comienzos del siglo XVI. Un concepto estético, a caballo entre el mundo medieval y el moderno, en el que se mezclaba lo público y lo privado, así como lo religioso y lo caballeresco, y que ordenaba las empresas artísticas con la finalidad de crear un escenario global, en el que mostrar en imágenes el poder como ideal virtuoso, que conducía a la prosperidad de las naciones y a la gloria de sus súbditos.