En Algunos asesinatos duelen más el autor nos aproxima como en una precisa disección médica al género negro desde múltiples perspectivas, desgranando y analizando, la mayoría de las veces con humor, las clásicas pistas, los móviles, las escenas del crimen, los hilos conductores, los peligros de la curiosidad, la reincidencia, los sabotajes, los testigos, los expresidiarios, las bandas de asesinos, los errores, la ejecución, los métodos, etcétera. Todo ello, sin olvidar las tramas de corrupción, las drogas y el terrorismo. Además, reflexiona sobre la mayor fuente de violencia que se produce en la sociedad: el odio o los intereses de las personas con las que convivimos, sean del género que sean. Anasagasti nos enseña que el amor a causa del roce se puede transformar en cualquier momento en odio, como polos opuestos de un mismo sentimiento. Muchas veces las personas que producen más daño son las más cercanas y, por eso, estos asesinatos u homicidios duelen más. No se olvida de tratar otros aspectos de la muerte, como son el aborto o la eutanasia. Igualmente, el escritor en la última parte del libro, en el capítulo Cerca del más allá, intenta acercar el mundo esotérico con la realidad más mundana. En ese puente de unión entre ambos cosmos, brujas y demonios no son ni más ni menos que invenciones de nuestros miedos o productos de nuestras conductas. Los seres malévolos lo engendramos nosotros desde nuestro interior, como frutos envenenados surgidos del espejo donde se reflejan el mal que producimos a nuestro prójimo. Ante eso, solo se puede combatir a esos terroríficos seres interiores con la ciencia y la bondad. En resumidas cuentas, un libro extraordinario lleno de grandes sorpresas, hilvanado con un lenguaje conciso y sencillo, que aporta una gran fluidez y dinamismo al ritmo narrativo y que le hace ser muy ameno y divertido.