Las autoras de estos relatos no imitan el discurso masculino, ni su lenguaje, ni sus historias, ni sus símbolos. Pero tampoco intentan un discurso específico femenino, sino que hacen su propio discurso personal: crean unos mundos, unos personajes, un estilo, que se sitúa entre las infinitas posibilidades que ofrece la literatura. Diseño de portada por Marcelo Spotti.