Valéry se dispuso a escribir este ensayo, llevaba décadas indagando a propósito de las matemáticas y la biología, anotando en su pequeña pizarra sus meditaciones e investigaciones acerca de la división entre el intelecto y la imagen hasta altas horas de la madrugada. De esta manera, dio vida a uno de los ensayos más aclamados de toda su carrera literaria.