Establece una oposición entre dos definiciones: el lenguaje periodístico y el español en los medios de comunicación. La primera es más amplia y abarcadora de la segunda, en tanto que ésta se refiere a una «técnica histórica del lenguaje», en el sentido con que Coseriu se refiere a una lengua concreta. La autora estudia la lengua tal como se produce en los medios de comunicación, tanto orales como escritos, y su capacidad de influir en los modos de hablar, dado que son difusores de usos lingüísticos. Las características de este lenguaje, su empleo, su voluntad de estilo y hasta su dimensión ética son asimismo analizados.