Un misterioso señor de aspecto desagradable se presenta un buen día en casa de Canica con cara de pocos amigos. Dice ser de la compañía eléctrica y pide la llave de la casa del pueblo, porque necesita entrar. Al parecer hay una sobrecarga de energía, pero a Canica hay algo que no le cuadra: ¿cómo puede haber un gasto excesivo de luz en la casa del pueblo si hace años que está deshabitada? Movido por la inquietud y la curiosidad, el chico decide investigar, y se sube a un tren rumbo a Castañuela de Arriba sin saber la cantidad de sorpresas con las que se encontrará ni los peligros a los que habrá de enfrentarse.