Durante el siglo de Oro el espectáculo teatral consistía en la representación de una comedia acompañada de uno o varios entremeses, piececillas breves cuyo principal propósito era el de divertir al espectador, algunos de tan excelente factura como los escritos por Lope de Rueda, Cervantes y Calderón de la Barca. Piezas como Las aceitunas, El retablo de las maravillas o El dragoncillo... resultan hoy en día de lectura inexcusable y entretenida.