El escocés Robert Louis Stevenson aprovechó el lluvioso verano de 1881 para empezar esta novela. Comenzó como un juego, dibujando el mapa de la isla para su hijastro de 12 años, y se convirtió en el pasatiempo estival de la familia. El éxito de La Isla del tesoro fue inmediato y arrollador, otorgó la inmortalidad a su autor y fue llevada al cine en muchas ocasiones. Y es que por mucho tiempo que pase, nadie puede resistirse a algunas canciones piratas.