En esta fascinante y original obra, Miguel Martínez documenta las prácticas literarias de los soldados de la España imperial. Contra todo pronóstico, estos soldados españoles produjeron, distribuyeron y consumieron un conjunto extraordinariamente innovador de obras que han sido olvidadas por los estudios literarios e históricos. Los soldados de las guarniciones italianas y de los presidios norteafricanos, de las fronteras coloniales americanas y de los campamentos militares itinerantes del norte de Europa leyeron y escribieron poemas épicos, crónicas, romances, relaciones y autobiografías, las historias de las mismas guerras en las que participaron como combatientes rasos y testigos. La vasta red de agentes y espacios articulados en torno a las instituciones militares de un imperio español en constante expansión y lucha facilitó la circulación global de estos materiales textuales, creando una república soldadesca de las letras que tendió puentes entre el Viejo y los muchos Nuevos Mundos de los siglos xvi y xvii. Martínez afirma que estos soldados escritores desempeñaron un papel clave en la conformación de