La Institución Libre de Enseñanza ha sido estudiada por numerosos pedagogos e historiadores con diferente fortuna, sobre todo a partir de la instauración de la democracia;pero hay un aspecto fundamental que no se ha tratado de forma exhaustiva, en parte por falta de interés y en parte por dificultad de acceso a las fuentes: el papel esencial de la Institución Libre de Enseñanza en la promoción de la educación de la mujer española desde finales del siglo XIX hasta la guerra civil. Papel que conserva hoy plena vigencia. La preocupación por la dignificación de la mujer se inicia en España a mediados del siglo XIX con los krausistas, grupo de filósofos y profesores reunidos en torno a Julián Sanz del Río, que adaptaron la filosofía del alemán Karl C. F. Krause a la realidad de nuestro país y la difundieron a través del Ideal de la Humanidad para la vida. La Residencia de Señoritas comenzó modestamente con treinta alumnas, pero gracias a la colaboración americana y a la iniciativa de la directora, María de Maeztu, creció de forma vertiginosa al tiempo que crecía la incorporación de la mujer a las aulas universitarias, llegando a rozar el techo de las trescientas residentes al filo de la guerra, muchas de ellas extranjeras que visitaban España por motivos de estudios. No fue sólo una institución residencial, sino un centro académico que contaba con estupendos laboratorios, una excelente biblioteca y se ocupaba de ofrecer clases complementarias a sus alumnas. Fue también aula de cultura por la que pasaron los intelectuales más famosos de los años veinte y treinta (Unamuno, Azorín, Baroja, García Lorca, Alberti, Pedro Salinas, Vicente Aleixandre, Ortega, Marañón, Victoria Ocampo, Gabriela Mistral). Y actuó como sede de las principales iniciativas feministas del momento a través de su directora, que presidió el Lyceum Club, la Juventud Universitaria Femenina y formó parte de la International Federation of University Women.