El verdadero propósito de Colón era llegar a la Especiería, a las islas Molucas indonesias y, en su travesía, se topó con América. El Imperio español en las Indias o el levantado en el lejano Oriente, igual que los imperios asiáticos creados por Portugal, Gran Bretaña o los Países Bajos, fueron, en buena medida, la consecuencia del complejo hallazgo de la canela, el clavo y la pimienta, en lugares cuyo acceso estaba más allá del alcance de la fantasía. Por eso, la memoria de los hombres que partieron en su busca, de sus naves, de sus éxitos, de sus logros y de sus sacrificios, debe constar una y otra vez. Y en ella hay que consignar la mención específica de los triunfos, los alcances y las experiencias irrepetibles: el descubrimiento de un nuevo océano que dio acceso a Asia por el Occidente;la travesía del estrecho, al sur del continente americano, que permitió la unión oceánica entre América y Asia;la primera circunnavegación de la Tierra;el descubrimiento de las islas Filipinas, en las que los españoles se asentarían hasta casi comienzos del siglo XX , y de otros archipiélagos durante la travesía del Pacífico;el hallazgo de los vientos y las corrientes que hicieron posible el tornaviaje y, gracias a ello, la creación de la ruta comercial del galeón de Manila, que perpetuó más de 200 años ininterrumpidos de singladuras;y, para los creyentes, que siempre fueron mayoría en la Península y en las clases dirigentes de las Indias, la evangelización y la expansión de la fe cristiana, sin duda, uno de los logros que más valoraron. La presencia española en las Molucas fue dura y breve, pero, como en tantos otros lugares lejanos, de ella quedan más que vestigios: desde un idioma criollo específico hasta una importante herencia religiosa y documental.