El puente Roque González comunica las ciudades de Posadas, en Argentina, y Encarnación, en Paraguay. Forma parte del paisaje de quienes participaron en su construcción, de quienes lo contemplaron a ras de ciudad, y de quienes día a día -tiempo después- cruzan el río Paraná o se asoman por primera vez a él. Acaso Los años frente al puente sea entonces un libro de memoria: de la propia y de la ajena, de la que nos acompaña y de la que erige piedra a piedra, instante a instante, y también de la que se nos transmite en los recuerdos que escuchamos o en las historias que leemos. Pero este libro es también un río en el que desembocan afluentes como temas. La paternidad, y el aprendizaje de los hijos, pero también el de los padres. El papel de lo histórico en la vida cotidiana. El sentido de frontera: la pertenencia o no, el movimiento o no. La tensión entre la experiencia intelectual y la experiencia física, entre el pensamiento y la acción. Y sobre todo el humor, la posibilidad de afrontar lo que sucede desde la orilla luminosa. Andrés Barba ha escrito sobre un puente que sirve como metáfora, pero que es en esencia un objeto colectivo cargado por la mirada.