Como es bien sabido, los cuatro Evangelios no son otra cosa que una recopilación de breves relatos que nos explican en qué consistió y cómo se realizó la humanización de Dios en aquel modesto y sencillo galileo, de hace casi dos mil años, que fue Jesús de Nazaret. Teniendo en cuenta que los relatos, que propone el Evangelio, no son solamente breves crónicas que reproducen lo que vieron o quizá oyeron las mujeres y los hombres que asistieron a lo que sucedió en la vida de Jesús. No. Los Evangelios no son meros recuerdos de hechos que unos testigos nos relatan. Además de eso -y antes que eso- los Evangelios recogen las experiencias de seguidores que los discípulos de Jesús nos transmiten. No es lo mismo el ojo que la mirada. Por eso, las experiencias que contienen y comunican los Evangelios son los centinelas del horizonte último de lo humano, que señalan el camino al Trascendente. José María Castillo es Doctor en Teología Dogmática (Universidad Gregoriana de Roma), Profesor de Teología Dogmática (Facultad de Teología de Granada), Profesor invitado en diversas Universidades y Doctor Honoris Causa por la Universidad de Granada.