La Iglesia contemporánea (como la de siempre) está avocada en todo el ámbito de su tarea a progresar en el conocimiento y en la difusión del misterio de la Madre de Cristo y de los hombres. Y dentro de la Iglesia, en particular, la teología. Es un requerimiento central en cualquier etapa de la historia con sus características propias, y por eso también del momento presente, marcado por cierta debilitación del testimonio personal y social de los cristianos. El siglo XXI ha de ser, si es mariano, un tiempo no de debilitación sino de reforzamiento de la siembra y de la cosecha cristianas. No hay en realidad otro camino más congruente y mejor. La finalidad de este libro está orientada en esa dirección. Su argumento de fondo, aunque abordado por vías distintas, es siempre el mismo: la reflexión teológica sobre la maternidad espiritual de María y, por consiguiente, sobre su inalterable función de mediación en la economía salvífica (economía de la filiación divina adoptiva), que le ha sido consignada por su Hijo.