Durante el siglo XIX la filosofía entró en una fase de disolución y decadencia, mientras que la nueva ciencia de la naturaleza conocía la más brillante etapa de su historia. Una pléyade de matemáticos amplió hasta límites insospechados tanto la matemática pura como la aplicada. La química, disciplina recién constituida como ciencia, no sólo se expandió ella misma, sino que contribuyó poderosamente al progreso en ramas afines de la investigación. La física desarrolló la teoría electromagnética, la termodinámica y la mecánica estadística, erigiéndose en paradigma de saber seguro y abarcativo. La biología alcanzó de la mano de Darwin y Mendel una madurez teórica anteriormente desconocida. Surgieron por todas partes ingenieros e inventores que transformaron por completo la faz del planeta. La ciencia, en resumidas cuentas, se convirtió en el resorte más poderoso de la humanidad. ¿Cómo abordaron los protagonistas de aquellos descubrimientos las grandes preguntas que les competían, no en cuanto científicos, sino en cuanto seres humanos? Este libro contempla las respuestas que dio el más selecto grupo de ellos.