El mucho saber no nos hace más felices. Pero hay una inteligencia, la sabiduría del corazón, que es la esencia del bienestar individual y grupal. Este modo de ser inteligente es distinto de la inteligencia intelectiva, más relacionada con el saber tecnológico, doctrinal, capaz de aspirar al conocimiento de la verdad y de verdades, pero torpe e incluso necio en los entresijos del corazón. El saber emocional es imprescindible para ayudar a los demás, tanto en el mundo de la salud como en el de la intervención social. Difícilmente encontraremos un buen ayudante si no está familiarizado con la ternura del corazón humano, si no es experto en sí mismo, si no maneja la relación con flexibilidad y sabiduría. Cultivar la inteligencia emocional puede contribuir a nuestra felicidad y a dotar a nuestras relaciones de competencias para construir más fácilmente la humanidad que con la rigidez de la fría inteligencia intelectiva. JOSÉ CARLOS BERMEJO, religioso camilo, doctor en teología pastoral sanitaria, master en bioética y counseling, dirige el Centro de Humanización de la Salud e imparte cursos de inteligencia emocional en contextos de salud e intervención social. Entre sus numerosas publicaciones figuran en esta misma Editorial: Apuntes de relación de ayuda;Relación de ayuda, acción social y marginación;Relación de ayuda y enfermería;Salir de la noche: para una enfermería humanizada;Cuidar a las personas mayores dependientes;La relación de ayuda a la persona mayor y Regálame la salud de un cuento.