El papa Francisco, con esta Carta apostólica, quiere animar a las familias para que continúen con la hermosa tradición de preparar el belén en los días previos a la Navidad y también alienta a que se siga poniendo en los lugares de trabajo, en las escuelas, en los hospitales, en las cárceles, en las plazas... porque la representación del acontecimiento del nacimiento de Jesús siempre causa «asombro y admiración» y nos habla del amor de Dios, el Dios que se ha hecho niño con sencillez y alegría para decirnos lo cerca que está de todo ser humano, cualquiera que sea su condición.