Juan Pablo II nos habla en esta exhortación apostólica postsinodal del papel de la vida consagrada en sus distintas formas dentro de la Iglesia. El Papa resume así los planteamientos y conclusiones del Sínodo de los obispos de 1994 dedicado a este tema. El documento consta de una introducción, en la que se repasan las distintas manifestaciones de vida consagrada existentes a lo largo de la historia de la Iglesia, y de tres capítulos. En ellos se analizan sus fuentes cristológicas y se contempla la vida consagrada como signo de comunión en la Iglesia y testimonio del amor de Dios en el mundo.