Los poetas somos las muletas para todos aquellos corazones tullidos. Al estar rotos, avanzar es difícil, pero brillar se nos antoja imposible. Cuando uno es consciente del poder de las palabras, siente la llamada de ese deseo, de mostrar que los pensamientos no solo se transmiten por las palabras, sino que también se hallan ocultas en los sentimientos que estas proyectan.