Cuando un músico muere, rara vez es el final de su historia. Mientras que la muerte puede impulsar a las megaestrellas a un éxito aún mayor, los artistas ignorados en vida también pueden encontrar un nuevo tipo de fama. El coronel Tom Parker, antiguo mercachifle de feria, comprendió implícitamente esta cuerda floja, y la carrera póstuma de Elvis Presley ha servido de modelo para todos los demás. Los sellos tienen dos tareas: mantener vivo el nombre del artista y asegurarse de que sigue ganando dinero. A veces pueden ser objetivos compatibles, pero a menudo generan una tensión única en el negocio de la música. El libro abarca todos los ángulos imaginables, revelando cómo la industria musical se esfuerza en perfeccionar el negocio de la muerte.